Canelo Álvarez vuelve a brillar en Arabia Saudita : victoria por decisión unánime y una interpretación patriótica de Majo Aguilar

Saúl “Canelo” Álvarez volvió a dejar claro por qué es una leyenda viva del boxeo mexicano. En un combate que paralizó al mundo desde tierras árabes, el tapatío venció por decisión unánime a William Scull consolidando su dominio en la categoría de los súper medianos.

La pelea, celebrada en el Kingdom Arena de Riad, fue una batalla intensa entre dos titanes del boxeo nacional. William Scull, más joven y con hambre de gloria, ofreció resistencia, pero la experiencia, precisión y temple de Canelo marcaron la diferencia. Desde el inicio del combate, Álvarez se mostró firme, controlando la distancia y castigando con combinaciones efectivas que minaron la ofensiva de su oponente.

Desde el primer round, Canelo dominó con inteligencia y precisión, neutralizando los intentos por arrebatarle el cinturón. Aunque el retador mostró valentía y resistencia, no fue suficiente para doblegar al campeón, quien controló el ritmo de la pelea con golpes certeros y estrategia calculada.

Los jueces no dejaron espacio a la duda: 117-111, 116-112 y 118-110 a favor de Álvarez, quien celebró con los puños en alto y una sonrisa que hablaba de experiencia y legado.

Majo Aguilar, voz de la mexicanidad en Arabia Saudita.

Antes de que el primer golpe fuera lanzado, el orgullo y la emoción ya estaban a flor de piel con la presencia de Majo Aguilar en el centro del ring. La cantante, heredera de una de las familias más emblemáticas de la música mexicana, entonó el Himno Nacional con una fuerza que paralizó el recinto y conmovió a millones a través de las pantallas.

Vestida con un atuendo elegante que fusionaba tradición y modernidad, Majo logró no solo una interpretación impecable, sino una conexión profunda con la identidad mexicana en el extranjero. Su presencia fue más que un acto protocolario: fue un símbolo de resistencia cultural y orgullo patrio.

Una noche para recordar

La velada en Arabia Saudita boxística no solo dejó una victoria más para el récord de Canelo, sino un momento de unión y exaltación del talento mexicano. Entre el rugido de la afición, los reflectores y los golpes en el cuadrilátero, el boxeo se volvió también escenario de arte y cultura nacional.