top of page

Silvia De Frente: “La comedia es un arma mortal… porque nos libera”

La comediante, escritora, smart speaker y estudiosa del brilli brilli, Silvia De Frente, es una de las voces más frescas y sólidas de la comedia hispana. Su carrera comenzó “por curiosidad”, pero hoy acumula giras internacionales, funciones sold out y un especial que se ha vuelto referencia para toda una generación.

Silvia De Frente, comedia millennial, stand up Colombia, amame trans mx

Silvia es una mujer que observa, cuestiona, desarma y vuelve a armar la vida cotidiana con una mezcla poderosa de teoría, sátira y vulnerabilidad. Ingeniera civil, artista plástica, historiadora del arte y actriz: todas sus etapas viven dentro de su comedia, y eso se nota en cada uno de sus shows.


Hoy, a días de presentar en México la última función de su show “Tamagotchi”, Silvia conversa con Amame Trans Mx sobre los momentos que marcaron su carrera, lo que la risa le ha enseñado y todos los retos que enfrentó y venció para abrirse paso en una industria que, hace unos años, “preferían que no hubiera mujeres en el escenario”.


Aquí, Silvia De Frente sin filtros.

Silvia De Frente, comedia millennial, stand up Colombia, amame trans mx

Tu carrera arrancó por curiosidad y terminó convirtiéndose en giras internacionales, sold out y especiales. ¿Cuál fue el momento exacto en el que entendiste que la comedia ya no era un hobby, sino tu camino profesional?


“Yo empecé a hacer comedia cuando seguía en la universidad, y cuando me gradué en ingeniería civil comencé a hacer entrevistas de trabajo… y yo misma las saboteé todas. Me preguntaban “¿qué es un 1?” y yo respondía “27”. Las saboteaba porque yo no quería esa vida de oficina. Entonces dije: OK, si voy a arruinar entrevistas, tal vez debo tomarme la comedia muy en serio. Ese fue el momento de inflexión: “lo mío es la comedia y me voy de cabeza… y sin casco”.



Estudiaste ingeniería civil, artes plásticas, historia del arte y teatro. ¿Qué elementos de todas esas disciplinas terminaste integrando en tu trabajo?


“Muchísimos. La ingeniería civil me dio estructura mental y me permitió ser profesora de matemáticas mientras la comedia me daba para vivir. Y esa estructura hoy es clave: el comediante no solo escribe chistes, también hace marketing, contratos, planeación financiera, sonido, luces.

El arte me enseñó a observar y hoy observo personas, dinámicas… y eso se vuelve chistes.

La historia del arte me dio el impulso de retar ideas establecidas: alguien puso un inodoro en un museo y cambió la historia del arte. Lo mismo pasa en la comedia.

Y el teatro me dio todas las herramientas del escenario: conectar, hablar, proyectar. Todo terminó integrado”.



Te obsesiona la teoría detrás de la risa. ¿Qué descubrimiento te cambió la forma en que entiendes la comedia?


“Aprendí que la risa es la liberación de la tensión neuronal. En una historia creas tensión y, con la sorpresa, la liberas. Esa liberación hace que la gente acepte, entienda y conecte. Es terapéutico. Además, los comediantes podemos decir cosas que nadie más puede: ni profesores, ni políticos, ni empleados de oficina. La comedia es un arma mortal para hablar de lo absurdo y liberar a la gente”.




Has teloneado en Colombia, México y España. ¿Qué aprendiste detrás de escena que transformó tu propio show?



“Me expandió la cabeza para siempre. Ver cómo funciona la vida de un comediante exitoso como Javier Ibarreche, Alex Fernández o Daniel Sosa te muestra el alcance real que puede tener la comedia: una ciudad cambia su energía cuando llega un comediante.

También vi cómo la comedia transforma vidas: fans que se comprometen en un show, emprendedores que Javier sube al escenario para darles visibilidad… todo eso me enseñó que la comedia tiene un poder impresionante. Y una vez lo ves, no hay vuelta atrás”.




“Tamagotchi” conecta con los millennials. ¿Qué hace que esta generación encuentre tanta catarsis en tus observaciones sobre terapia, vida adulta y caos emocional?



“Porque somos una generación con nostalgia permanente. Crecimos más conectados emocionalmente y menos digitalmente. Hoy vivimos un amor de bajo costo: un swipe, una noche, un mensaje visto. No es bueno o malo, solo estamos asimilando el cambio.

Y la comedia nos permite aceptarlo… y sanar”.




Estás construyendo una voz muy propia dentro de la comedia hispana. ¿Qué te gustaría que el público recuerde de Silvia de Frente dentro de 10 años?


“Que fui una voz auténtica. Una mujer hablando desde su perspectiva femenina, honesta, valiente, diciendo las cosas como son y como nos pasan”.



¿Qué parte de ti la que nadie ve, la que no aparece en los especiales es la que sostiene tu carrera cuando nadie te está aplaudiendo?


“Soñar en grande. Soñar cosas absurdas, enormes, aunque no pasen. Porque cuando sueñas despierto, algo en ti se mueve hacia ahí.

Y atesorar las noches increíbles: esas donde “bajaron los dioses de la comedia”. Guardas esos recuerdos para cuando la frustración llega y dices: “sí soy capaz”.




¿Qué retos enfrentaste siendo mujer en esta industria?


“Uf… qué gonorrea. Cuando empecé, hace nueve años, el ambiente era otro. Dentro de la industria me decían: “el éxito de un open mic es que no haya mujeres”. También: “no te maquilles”, “masculinízate”.

Cuando abrí el show de Alejandro Riaño, el primer comentario fue: “¿cuánto se la tuvo que mamar para llegar ahí?”. ¿Por qué no aceptar que llegué porque era chistosa?

Había cuotas: nueve hombres y dos mujeres “era mucho”. El público también: cuando subía un hombre, curiosidad; cuando subía yo, brazos cruzados. Me tocó ser siempre la mejor de la noche para ser suficiente.

Pero todo eso me hizo mejor comediante.

Y debo decirlo: ha cambiado mucho. El feminismo ha hecho su trabajo. Ya no hay tantos “debes”, ya no me dicen cómo vestirme o qué temas tocar. La industria aún tiene camino por recorrer, pero ya estamos mucho más adelante.

Así que… levanten esas cucas y vamos a hacer comedia”.




Para finalizar, ¿qué podrá esperar el público mexicano del show de la próxima semana?



“Será la última función de “Tamagotchi” después de dos años de presentarlo. El 27 de noviembre en el Foro Lenin, 8 PM, boletos en Boletia.

Es una comedia millennial: nostalgia, observación, el emo que escuchaba Panda, los MP3, el caos emocional… van a decir “sí, soy”.

Pueden ir con amigos, con familia, con quien sea. Todos tenemos un millennial perdido dentro. Hablo de centennials, de adultos de verdad… es para un público amplio. Va a estar muy cool”.

Publicar: Blog2_Post

©2022 por Amame Trans. Creada con Wix.com

bottom of page