
Nueva York abre el primer refugio municipal para personas trans en situación de calle
- Juan Carlos RM
- 8 ago
- 2 Min. de lectura
Long Island City, Nueva York fue el escenario de un acontecimiento histórico: la apertura de Ace’s Place, el primer refugio municipal en Estados Unidos diseñado exclusivamente para personas trans que enfrentan situación de calle.

Este espacio, ubicado en Queens y operado por la organización Destination Tomorrow, representa un paso gigante en la protección de una comunidad que históricamente ha sido marginada del sistema de vivienda y atención social. El lugar tiene capacidad para albergar a 150 personas, lo que amplía de manera significativa el acceso a un espacio digno y seguro.
La ciudad de Nueva York respaldó el proyecto con una inversión de 65 millones de dólares, garantizando su funcionamiento al menos hasta el año 2030. Además, cumple con un acuerdo que establece como obligatorio ofrecer un mínimo de 30 camas específicamente para personas trans dentro del sistema de albergues públicos.
El nombre Ace’s Place honra a la madre de Sean Ebony Coleman, un hombre trans y director ejecutivo de Destination Tomorrow. Para Coleman, este refugio no es solo un espacio físico, sino una afirmación de identidad y una oportunidad para sanar. En entrevista con Gothamist, declaró:
“Hemos visto a muchas corporaciones darle la espalda a nuestra comunidad, pero la ciudad no lo hizo. Nueva York sigue siendo un santuario y un referente en derechos LGBTQ+”.
La necesidad de este tipo de espacios es urgente. Según la Encuesta Transgénero de EE.UU. 2022, casi un tercio de las personas trans han vivido alguna vez sin hogar, muchas veces como consecuencia del rechazo familiar o la discriminación laboral.

La comisionada del Departamento de Servicios Sociales, Molly Wasow Park, también resaltó los obstáculos estructurales que enfrenta esta población: “Las personas trans lidian con desafíos reales cuando se trata de encontrar un lugar donde vivir”.
Más allá de un techo, Ace’s Place busca ser un hogar temporal que brinde contención, respeto e identidad. Así lo explicó Coleman:
“Será un entorno que afirma quiénes son, les da fuerza para enfrentar la vida. Es la oportunidad de regresar a casa, amarse y prepararse para el mundo”.
Este refugio se convierte en un símbolo tangible de lo que puede lograrse cuando una ciudad prioriza los derechos humanos y la justicia social. Un ejemplo que, sin duda, otras ciudades deberían seguir.