2000’s X Siempre se despiden de la Arena CDMX con una noche épica y la visita de “Patito Feo”

La Arena Ciudad de México se llenó de nostalgia y euforia en lo que fue la última función de 2000’s X Siempre, un espectáculo que marcó a toda una generación con la música pop que definió los primeros años del milenio.

El show reunió a artistas icónicos de la década de los 2000, quienes hicieron cantar y bailar a miles de fans que abarrotaron el recinto. Entre luces, coreografías y recuerdos, cada canción transportó al público a aquellos años en los que los discos, los pósters en la pared y los programas musicales de televisión formaban parte de la vida cotidiana.

Una noche de despedida inolvidable

Este último concierto no solo fue una celebración de la música, sino también un emotivo adiós. Los asistentes corearon éxitos que marcaron adolescencias y primeros amores, cerrando un ciclo que ha acompañado a distintas generaciones.

La producción cuidó cada detalle: pantallas gigantes, vestuarios llenos de color y un repertorio que repasó los hits más representativos de esa época dorada. La vibra en la Arena CDMX fue la de una gran familia despidiéndose de una era que quedará grabada en la memoria colectiva.

Invitada especial desde Argentina

La sorpresa de la noche fue la participación de Laura Esquivel, la recordada protagonista de Patito Feo, quien llegó desde Argentina para sumarse a esta última función. Su presencia desató una ola de emoción entre el público, que no dudó en ovacionarla y cantar junto a ella los temas que la hicieron famosa.

Con su carisma y energía, Laura recordó el impacto que la telenovela juvenil tuvo en Latinoamérica, convirtiéndose en uno de los momentos más aplaudidos de la velada.

El legado de los 2000’s

Con esta presentación, 2000’s X Siempre cierra un ciclo histórico en la música pop de habla hispana. Más allá de un concierto, el proyecto se convirtió en un viaje en el tiempo que permitió a los fans revivir momentos únicos de su juventud y compartirlos con nuevas generaciones.

La Arena CDMX fue el escenario perfecto para decir adiós: un adiós entre lágrimas, gritos y aplausos que confirmaron que la música de los 2000 no se va, sino que vivirá “por siempre” en quienes la hicieron suya.