
Autos, mota y rocanrol: El caos que marcó a una generación
- Andres

- 9 sept
- 2 Min. de lectura
La nueva película Autos, mota y rocanrol, dirigida por J. M. Cravioto, no llega para contarnos el Festival de Avándaro como lo recordarían los libros de historia, sino como se vive en la memoria colectiva: con risas, excesos y un toque de desmadre juvenil.

La cinta sigue a Eduardo “El Negro” López Negrete (Alejandro Speitzer) y Justino (Emiliano Zurita), dos jóvenes entusiastas que, con más ganas que planeación, organizan un evento que terminó convirtiéndose en el festival de rock más famoso —y polémico— en México.
Una comedia con espíritu de documental
Lo que hace distinta a esta película es su formato de mockumentary o falso documental. A través de entrevistas, recreaciones y momentos exagerados, la cinta juega entre la ficción y la sátira. Ese estilo, fresco y directo, permite que la historia se sienta real, aunque esté cargada de humor.
La cámara nos lleva de la emoción ingenua de los organizadores al caos absoluto que detonó un movimiento cultural. No hay solemnidad: hay carcajadas, ironía y un retrato vibrante de lo que fue esa época.
Nostalgia setentera que se respira

Uno de los grandes aciertos es la recreación visual: desde la ropa hasta la música y los autos, todo nos traslada a los años 70. La mezcla de imágenes de archivo con escenas filmadas en 16 mm y Súper 8 refuerza la idea de que estamos reviviendo un evento que marcó a toda una generación.
Entre risas y crítica social

Aunque la película es ligera, también es una crítica disfrazada de comedia. Nos recuerda cómo el rock y la juventud fueron vistos como amenazas, y cómo un evento cultural puede convertirse en símbolo de libertad. No es solo la anécdota de dos tipos que quisieron organizar algo grande: es un recordatorio de que incluso el caos puede dejar huella en la historia.
Conclusión
Autos, mota y rocanrol es más que un recuento de Avándaro: es un viaje irreverente a un México que quería vibrar distinto. Con humor, ritmo y mucha irreverencia, la cinta nos hace reír de los errores, pero también valorar cómo esos intentos fallidos terminaron abriendo camino para la música y la rebeldía.
🎬 Si buscas una película que combine carcajadas, nostalgia y crítica social, esta es una experiencia que vale la pena vivir en pantalla grande.







